¿Te acuerdas de cuando intentabas hacer los deberes del colegio? Era complicado escribir una redacción o incluso leer sobre un tema cuando tu corazón no estaba realmente por la tarea. Cualquier pequeña distracción se volvía atractiva. Y luego, si realmente querías generar una nube de confusión podías empezar a preguntarte cosas como ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué no puedo concentrarme? ¡Eso ocuparía horas de tu tiempo! Para hacer que ocurra lo que debe ocurrir, esta semana sólo necesitas reunir un poco de auténtico entusiasmo y dejar que él te guíe.
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